Paisaje llamado las horcas, ubicado en la solana frente al pueblo. Foto año 2002
Todos los pueblos de la zona disponían de un lugar donde se
llevaban a cabo las ejecuciones de bandidos y maleantes, entre los
siglos XVII y XVIII en que la zona del Maestrazgo era un nido de bandoleros
sobretodo debido a la cantidad de escondrijos que les ofrecía lo fragoso del
paisaje. Tal es el caso del llano que nos ocupa, pues en el se situaban las
horcas donde se colgaba a los condenados, hoy en día podemos observar los
pilares sobre los que se aposentaba una viga de madera de donde se ahorcaba
a los culpables. En aquellos tiempos la condena a muerte por tales delitos
era cosa bastante común, generalmente estos lugares solían llevar asociados
un cementerio laico, o sea en el que se enterraban todos aquellos cuerpos
que tenían prohibida su inhumación en tierra sacra, entre los que se
encontraban los condenados a muerte por bandoleros y asesinos, en el caso de
Tronchón este cementerio se encontraba en el campo que ahora está atravesado
por la pista que sube al Palomar, si nos fijamos en el terrero que hace la
cuneta de la pista se ven una serie de losas clavadas que no son más que las
losas que se ponian para cerrar cada piso de la fosa común en la que,
cubiertos de cal viva, se enterraba a los cadáveres.
Bien es cierto que más de un historiador, si se le
pregunta te puede decir que la mayoria de ejecuciones se hacian en un
pueblo más importante donde hubiera juzgados para estos casos más
importantes, no obstante hay que pensar que en la época de la que hablamos
Tronchón, debido al grave problema que tenía con los bandoleros se desaforó
creando su propia legislación y tribunales en lo tocante a estos casos (te
remito al articulo de Barella Miró titulado "Estatuto y desafuero acordado
por Tronchón en 1629" publicado en nuestra web en la página de historia.
Texto de Armando Ayora