MEMORIAS DE UN TESTIGO DE PRIMERA LINEA
AUSTRIAS Y BORBONES EN LA BAILIA DE CANTAVIEJA

Por JOSE Mª BARELLA MIRO

Los apuros económicos de la comarca.
Los nobles y clérigos estaban exentos del pago de los impuestos, que recaían en los vecinos

LOS APUROS ECONÓMICOS

Las fuertes contribuciones impuestas a todo el país para mantener los gastos originados por la guerra, junto con los inconvenientes de tener a las tropas vivaqueando en la zona durante casi seis meses al año, llevaron a los lugares de la Bailía de Cantavieja a situaciones económicas límite. Estando exentos los nobles y los clérigos del pago de numerosos impuestos, quedaban muy pocos vecinos a los que los ayuntamientos pudieran sacar las sumas necesarias para cumplir con sus obligaciones, viéndose precisados a tomar las determinaciones más desesperadas para salir adelante.

Sobre el aspecto que tomó en Tronchón esta lucha por la supervivencia, tanto la memoria del Escribano Escorigüela, como los documentos del Archivo, nos han permitido tratar el siguiente panorama:

A)- LOS PRESTAMOS PERSONALES

FOTO-ANTONIO CONESA A partir del catastrófico saqueo del año 1708, se abre en la villa un "Quademo" de deudas. Se acude a cualquier persona, de dentro o de fuera de la villa, que pueda facilitarle cualquier cantidad de dinero en efectivo, trigo, ganado, etc. para ir "tapando agujeros". Así en la Memoria de Escorigüela y en el Cuaderno, vemos figurar los nombres, de personas como el comendador D. Manuel de Sada; el concesionario de la carnicería, Felipe Gozalvo, que acude con dinero y ganado; el boticario, Cister; el doctor Vileta... Luego aparecen nombres de personas forasteras, como Lorenzo Esteban, de Bordón, o mosén Baltasar García, de La Cuba.

Otra fuente de préstamos la constituían los terratenientes, personas no residentes en la villa, pero con posesiones en la misma y, generalmente, de buena o muy buena posición económica.
Con tales personas, además de buscarles como prestamistas, se sigue la táctica de tratar de hacerles contribuir como si fueran vecinos de la villa, originándose pleitos y disputas como la habida con D. Gaspar Miró, que hemos podido seguir con algún detalle.

DE LA NOBLEZA VALENCIANA

Don Gaspar Miró y Colás pertenecía a una familia de la nobleza valenciana residente en Forcall, cuyos derechos habían sido extendidos al Reino de Aragón en 1671 por su abuelo llamado, también, Gaspar. En 1709, junto con su hermano don Alberto, prestó a la villa la cantidad de 400 libras, que pretendió cobrar en 1710. Para ello requirió el apoyo del gobernador de Morella, Felipe Ibánez, quién amenazó a la villa con la detención del justicia y jurados. El cambio de manos de la zona, que pasó a ser de D. Carlos en agosto, salvó de la cárcel a los atribulados ediles.

En 1714 la villa emprende un pleito contra don Gaspar pretendiendo cobrarle la parte de impuestos, tratando de esquivar la exención, a que le daba derecho su condición de Caballero, que le correspondían por ser terrateniente de la villa. Sobre este punto, hemos tenido a la vista los documentos siguientes:

- Una "Respuesta sobre los reparos que me propone la villa de Tronchón sobre las diferencias sobrevenidas a las pretensiones que tiene contra D. Gaspar Miró" de D. Juan Cebrian y Ballester, superintendente. Según la respuesta, a don Gaspar no se le puede quitar su derecho puesto que su abuelo extendió su privilegio al Reino de Aragón. Lo único que puede hacerse es obligarle a justificar con "documentos verídicos" su condición de descendiente de su abuelo.

- Una carta acompañando el documento anterior en la que como dato curioso, don Juan encarga unas palas para jugar a la pelota "pues tengo información de que hay un artífice en esa que las traba harto bien". - Una carta de la villa, de fecha 14 de abril de 1716, al abogado de Zaragoza D. Raimundo Andosilla. En ella se le plantea el caso de don Gaspar para que responda y "si podemos entrar a defendemos, aunque no estamos para gastos, como haya razón y justicia seca no nos encogeremos".

LA VILLA NO DEBE RECONOCER LOS DERECHOS

- La contestación de Andosilla, a los cinco dias de recibir la carta anterior, en el sentido de que deben investigar sobre la forma en que fue armado caballero el ascendiente de D. Gaspar. La villa no debe reconocer los derechos mientras no se le demuestre "la firma de los tribunales del Reino de Aragón obtenida en su favor".

- Otra carta de don Juan Cebrian (mayo de 1716) en la que se ratifica la tesis de la suya anterior. Además, seguramente en respuesta a consulta de la villa sobre la posibilidad de vender alguno de los bienes propios de la misma, dice que no puede hacerse sin mediación de un Decreto Real. Para ello deben dirigirle un Memorial, como lo ha hecho La Codoñera.

- Un escrito, sin fecha ni firma, probablemente borrador para un memorial a dirigir a don Juan. En él se detalla la deuda de don Gaspar, 1614 libras por cuartel de los años 1707 a 1716, de la que se debe descontar la deuda de la villa de 400 recibidas en 1709. Reproducimos parte del documento por ser altamente demostrativo de la delicada situación económica de los ayuntamientos de la época: "En consideración de haberse querellado don Gaspar Miró alegando no era justificada la obligación le habíamos señalado de quartel por el año 14, y la que le corresponde por el 15...y para no pagar el de éste anguilea y busca efugios... añadiendo que hace quatro, o seis, años va Su Merced barlomenteando de una parte a otra para lograr el quartel de su convivencia... y como esta villa era refugio y este le falta, hállase amarado y quiere solo pagar con quejarse. El vecindario foral lo tenemos muy alterado... muchos con su pobreza casi no hacen número en las asistencias. El Capítulo tiene muchas mandas suyas en el término sobre las que no podemos cargar. Las Aziendas están muy cargadas y lo libre de los terratenientes importaba 600 libras. Si estas nos fallan, no es practicable el poder dar salidas y, pues VM, se precia de ser tan buen vasallo del Rey Ntro. Sr. le suplicamos... su poderosa mediación para que este Cavallero y los demás terratenientes paguen con brevedad y sin resistencias. Fiamos de la innata piedad y ardiente celo de VM, en este singular favor".

UNA CARTA EN 1718

No sabemos el resultado que la villa pudo obtener de tales pleitos. Sin embargo, nos ha llamado la atención una carta escrita por Jaime Rubio en 1718, con ocasión de haber sido mandado a Zaragoza a resolver asuntos que denota en los tronchoneros la posesión de uno de los defectos nacionales: la salida de caballo y... parada de burro. Leemos a Jaime: "Estoy con sentimiento que por ser desagradecidos parezca sonrojo... y se ha explicado bastante en decir que los de Tronchón tienen embestidas de rocín falso, que todo son memoriales y decretos y todo lo dexan empantanado. Supuesto que Ayora ha de traer queso, se acuerden de ese señor que tienen tan cansado con un regalo que tenga yo cara para entregar así en qualidad como en quantidad".

B) - LA FABRICA DE TORTOSA

En 1718, la villa debe tomar alguna resolución para poder hacer frente a los gastos de cuartel de las tropas y pagar la sal, artículo de monopolio real. Para ello acude a don Tomás de Burgo, administrador de la "Fábrica de vidrios cristalinos" de Tortosa, ofreciéndole el trabajo de equipos de peones que trabajarían en la fábrica a cambio de un salario a cobrar por la villa que, por su parte, se encargaría de la manutención de dicho personal.

Las bases del acuerdo se establecen, primero, en una conversación entre Bartolomé Serret, vecino de la villa, y Bernardo Labaila, apoderado de don Tomás. A continuación, la villa escribe, el 18 de octubre de 1718, al propio don Tomás con la propuesta de cobrar 5 sueldos por peón al día y el ruego de que "Su Merced se habrá de animar a dar cada dia un sueldo en dinero a cada peón". Los peones se cambiarían cada mes en equipos de diez y, "esto se propone pero no se ofrece", quizá sería posible el aporte de caballerías para el transporte de tierras.

Por su parte, don Tomás debería comprometerse a realizar las gestiones oportunas para librar a los tronchoneros del servicio de conducir caballerías para el ejército y proporcionarles la exención de pagar derechos de peaje para poder llevar, sin riesgo, los comestibles y ropas para los peones a Tortosa.

Don Tomás, en dos cartas, una para Serret y otra para las autoridades de la villa, se hace el melindroso y trata de obtener una rebaja en el sueldo a pagar, proponiendo cuatro sueldos a la villa y uno por peón. Admite hacer las gestiones en Zaragoza para retirar las cartas de pago del cuartel y la sal, si así se lo admiten, o "alargar el dinero a la villa".

El 7 de noviembre, Gerónimo Belmonte, como representante de la villa, recibe en Maella, de manos de Bernardo Labaila, la cantidad de 370 libras, por las que extiende el oportuno recibo.

LA "CONCORDIA" ENTRE TRONCHON Y D. TOMAS

El acuerdo o "concordia" entre Tronchón y D. Tomás, del que se conservan dos ejemplares, dice lo siguiente;

"Nosotros los abajo firmados don Tomás de Burgo, tesorero de la fábrica de Vidrios establecida en la ciudad de Tortosa, de una parte, y Jerónimo Belmonte, vecino de la villa de Tronchón, sindico de dicha villa y encargado de poder auténtico de ella hecho por Felipe Gozalbo, notario de ella, de otra parte. Convenimos en el siguiente, a saber: que yo Gerónimo FOTO-ANTONIO CONESA Belmonte he recibido de dicho D. Thomás de Burgo por vía de préstamo la cantidad y suma de trescientas setenta libras valencianas en especies corrientes, por cuyo pagamento y satisfacción me obligo en mi nombre y el de la villa, según dicho poder que tengo, en mantener dicha Fábrica, contando desde el día de la fecha de este, cada día, veinte peones que han de ser de la satisfacción de dicho D. Thomás de Burgo y a no serlo todos o parte de ellos, quedará al arbitrio de D. Thomás de Burgo reusarlos y será preciso a dicha villa reemplazar aquellos reusados: siempre que reusasen los mismos reemplazados podrá tomarlos dicho D. Thomás de Burgo a donde le pareciese a costa de la villa no siendo satisfecho de los que embiará ella. Cada uno de dichos peones ganará cinco sueldos valencianos cada dia que trabajare todo el día y lo que le correspondiere al tiempo que trabajare dicho dia. Y además de las trescientas setenta libras expresadas dicho D. Thomás de Burgo dará diariamente un sueldo valenciano a cada uno de dichos peones también por vía de préstamo, por cuya satisfacción como por la de dicha suma de trescientas setenta libras yo, Jerónimo Belmonte me obligo en mi nombre y el de dicha villa en ir manteniendo dicho número de peones en el trabajo y obras que nos dará dicho don Thomás de Burgo sin discontinuación hasta el entero cumplimiento y satisfacción de la suma indicada con la advertencia que dichos peones han de llevar los instrumentos para trabajar a lo que se les pudiera y que de las especies que ha entregado D. Thomás de Burgo hallándose algunas que no fuesen corrientes se las bolbería a tomar dicho D. Thomás - Firman Thomas de Burgo y Gerónimo Belmonte, Síndico de la Villa de Tronchón". Hecho doble a la fábrica a 6 días de noviembre de 1718.

Las levas se organizaron a base de veinte hombres que se desplazaban a Tortosa al mando de un "cabezalero", encargado de llevar las cuentas y suministrar víveres y materiales. Una vez terminado su plazo, el cabezalero rendía las cuentas al Jurado Mayor. Para liquidar el préstamo se requirieron tres levas: la primera empezó el trabajo el 23 de noviembre de 1718 y acabó el 20 de diciembre; la segunda empezó el 9 de enero del año 1719 y finalizó el 25 de febrero; la tercera esperó a que terminaran los trabajos agrícolas, desplazándose a Tortosa en noviembre de 1719 y concluyó, con el saldo de la deuda, en diciembre.

LOS CABEZALEROS

Los cabezaleros gozaban de la condición de síndicos, o enviados de la villa. Sus nombres fueron Antonio Ximeno, Juan Belmonte menor (hijo de Jerónimo) y Pedro Gascón. Al final de su periodo, la Fábrica les entregaba un recibo por la cantidad redimida. Podemos verlo en el texto de uno de ellos: "Certifico yo el infrascrito que los peones de la villa de Tronchón que estaban al cuidado del Síndico Antonio Ximeno que han trabajado en la fábrica desde el 23 de nbre de 1718 inclusive hasta el 20 Xbre también inclusive, han ganado en dicho tiempo assi en jornales como en haciendo billeta, carbón, etc. la suma de ciento veinte y dos libras y quatro sueldos en moneda valenciana. En dicho tiempo he pasado a dicho Síndico en dinero veinte y quatro libras y siete sueldos de dicha moneda que, junto con una libra, un sueldo y cuatro dineros que monta el gasto de los mozos, hacen las dos partidas veinte y cinco libras, ocho sueldos y cuatro dineros... queda el préstamo por doscientas sesenta y tres libras quatro sueldos y quatro dineros oy día veynte de Diziembre de 1718 y por ser assi firmo el presente en la fábrica en los días, mes y año arriba expresados. - Bernardo Labaila".

La segunda leva dejó el préstamo reducido a ciento doce libras con siete sueldos y un dinero, según consta en el recibo extendido por Juan Belmonte menor.

En septiembre de 1719 se hizo cargo del asunto el nuevo Jurado Mayor, Felipe Gozalbo.

Se conservan los "quademos de lo ganado, gastado y recevido" por los peones. Por ellos podemos ver las sustituciones que se producían, unas de tipo familiar, como "Feliciano Zapater por su padre", otras sin explicación como la de "uno de Olocau qne fue por Juan Colomer".

Al final del cuaderno, se hace la cuenta total siguiente:

"Primo: en 1835 jornales a 5 s,9175 sueldos, digo: 458 1, 15 s. Mas Jusepe el Carpintero dio 6 jornales a 10 sueldos y no tomó el sueldo que dava D. Thomás: 31. Total, 461 1. 15 s.

Quita de esta cantidad 1835 sueldos dio D. Thomás a los jornaleros por día Quedan cabales: 370 libras para pagar las 370 libras tomó la villa de Tronchón de D. Thomás y este dinero se consumió en Zaragoza".

BIBLIOGRAFÍA y TEXTO DEL DIARIO DE TERUEL del 19 Marzo de 1981

TRANSCRIPCION DEL TEXTO ANTONIO CONESA

Composición de la página por Angel Gimeno Monforte 1-5-2002