UNA APROXIMACIÓN A LA VIDA EN EL
TRONCHÓN ANTIGUO

JOSÉ MARÍA BARELLA MIRÓ
ANTONIO CONESA

SEXTA PARTE

COSTUMBRES Y TRADICIONES

Tradiciones Religiosas Han desaparecido con el paso de los tiempos y la disminución de la población de la Villa, muchas de las Costumbres y Tradiciones de tipo religioso. Sin embargo, trataremos de dar una idea de algunas que han llegado a nuestros oídos a través de los miembros más ancianos de las familias.

Los Carnavales.- Durantes el Carnaval era costumbre disfrazarse y hacer algunas bromas entre amigos y vecinos. También se celebraban gastronómicamente por el consumo de las “pelotas”, bolas elaboradas con longaniza, queso, huevos, jamón y pan rallado.

La Confesera.- Es una tradición religiosa que se ha abandonado con el paso de los tiempos y la modernización, a pesar de que muchos la niegan, de la Iglesia. Era normal que en Cuaresma, los párrocos anotaran en una lista a los que “cumplían con Parroquia” lista que, durante mucho tiempo, se anotó en los libros parroquiales, a la vez que se daba a los fieles una especie de certificado de dicho cumplimiento. Para que los niños recordasen este día, era costumbre que les diesen para cenar un huevo frito.

Las fiestas religiosas.- En esta página Web, están recogidas las peculiares de la Villa. Únicamente me interesa destacar un punto que merece ser tenido en cuenta.

Es normal que se consideren las fiestas de la Virgen del Tremedal como Fiestas Patronales de la Villa. La realidad es diferente, puesto que la Virgen del Tremedal no fue proclamada nunca Patrona de Tronchón. En el archivo de la Villa encontré y copie, copia que lamentablemente se me ha traspapelado en alguno de los muchos cambios de residencia que he tenido, una hoja titulada “Voto de Patronos”.

Esta hoja era una copia del acta de una sesión del Ayuntamiento, probablemente del Siglo XVIII en la que se proclamaban patronos de la Villa a San Antonio y la Virgen del Pilar.

Ahora bien, como registra perfectamente el “Libro de la Baylia de Cantavieja”, de D. José Altaba Escorihuela, nació en Tronchón José Escorihuela, en la Masía de la Purísima, que se hizo religioso y se convirtió en “promotor y mecenas” del culto y veneración de la Virgen del Tremedal, patrona de la población de Orihuela del Tremedal. Gracias al P. Escorihuela se edificó a mediados del Siglo XIX, y no del Siglo XVIII, como afirman algunos autores, la Ermita de la Virgen del Tremedal en Tronchón. La devoción de los tronchoneros hacia esta Virgen ha borrado prácticamente la noción de los patronos elegidos por el Ayuntamiento, y ha proclamado Patrona de la Villa a la Virgen del Tremedal, de forma que el primer domingo posterior al 8 de septiembre, se celebran las Fiestas Patronales con toda la solemnidad y el aparato que permiten estos tiempos. A dichas fiestas concurren los tronchoneros que tuvieron que trasladarse a otras poblaciones (Barcelona, Zaragoza, Teruel, Castellón, Valencia, Vinaroz, Benicarló, Etc) para encontrar medios de vida, pero que han tenido la elogiable idea de conservar sus casas, retocadas, embellecidas y modernizadas, como residencia secundaria, a la que acuden en Vacaciones, Semana Santa, “puentes” largos y, cómo no, Fiestas Patronales del Tremedal.

Aparte de esto, hemos de registrar la importancia que en el pasado tuvo la concurrencia a las fiestas de la Virgen de la Carrasca de Bordón, a la que acudía el Ayuntamiento de Tronchón en pleno, provisto de todos los elementos para celebrar allí una comida. No hace muchos años aun se conservaban ciertas piezas de vajilla, restos de esta costumbre.

También es digna de recordar la existencia de una Cofradía del Santísimo de la cual queda un curioso libro en pergamino con el reglamento de la misma, en el que se indican, incluso, los manjares que se debían consumir el día que celebraba su fiesta, entre los que cabe destacar la “gallina con caracoles”.

El libro de la cofradía se conserva en el Archivo de la Parroquia, junto con los cinco libros parroquiales en los que se anotaban bautismos, bodas y defunciones que se registraban en la parroquia, así como otros datos, como las visitas pastorales de los obispos y las ya mencionadas listas de cumplimiento pascual.

Los niños.- En la documentación que hemos tenido en nuestras manos en el Archivo de la Villa, además del contrato de maestro, pudimos leer la copia de la creación de un “beneficio para mantener a un maestro que enseñase a los niños a leer, contar y cantar acompañando al órgano de la Iglesia” (Siglo XVII).

También, y lamentablemente conservado, existe un documento, que permite pensar que en los días navideños, los niños gozaban de un tratamiento especial permitiéndoles elegir un rey infantil. No podemos detallar más sobre el tema.

Durante muchos años existieron unos maestros ambulantes que se alojaban en las masías y daban clase a los niños de las mismas.

Las escuelas existentes en la actualidad fueron construidas siendo ministro D. Filiberto Villalobos, como hace constar una placa existente en las mismas. Con motivo de los cambios a que ha sido sometida la enseñanza, las escuelas fueron cerradas y los niños deben desplazarse a Cantavieja.

Cuando funcionaban, los niños debían llevar un tronco de leña para poder encender las estufas, pues no había dotación para cubrir dicho gasto.

Uno de los juegos más practicados era “jugar al toro”.

Tronchón dispone de un Trinquete o frontón cubierto donado por los tronchoneros residentes en la Argentina.

Como juego típico de los niños podemos citar el del “pote” que era peligroso puesto que se practicaba introduciendo carburo en una vasija con agua al que se daba fuego produciendo una fuerte explosión y saliendo el recipiente disparado a gran velocidad con el peligro de producir lesiones entre los jugadores. Uno de los “expertos” en el juego fue Miguel Escorihuela, más conocido como “Miguel de Camila”.

Era también normal que los niños actuasen de monaguillos recibiendo alguna compensación monetaria por su tarea de ayuda en la Iglesia y aprovechando las recompensas, generalmente en especies por sus actuaciones en las bodas, bautizos, misas en las ermitas o en las masías y en las misas que se celebraban por encargo.

Otra misión de los monaguillos era el toque de las campanas. Esta función llevaba consigo tocar “a muerto” cada hora el día de “Todos los Santos” lo que daba ocasión a bromas de humor negro.

En la Semana Santa, los muchachos, los días que no se tocaban campanas, tocaban las “matracas” para avisar de los oficios religiosos. Las matracas, o “mazuelos”, seguían tocándose el viernes y el sábado, en el momento de tocar a “Gloria” con las campanas al vuelo.

También era costumbre, ésta de las mujeres, la de ir a buscar agua bendita el sábado de Gloria.

OTRAS COSTUMBRES TRADICIONALES
Sería inacabable esta página si tuviéramos que describir tradiciones como el matapuerco, la conserva, los quintos y otras muchas.

Para ello me permito recomendaros la lectura del librito de Julio Monzón Royo titulado “Teruel, Tradiciones, Gentes, Costumbres” de la colección “Aragón”, editado por la “Editorial Librería General” de Zaragoza. Dichas colección consta de 63 títulos, todos referentes a temas aragoneses de sumo interés.

José María Barella Miró y Antonio Conesa

Composición de la página Angel Gimeno Monforte 30-12-2004