
Me gustaría recordar y a muchos otros presentar, una de las reliquias religiosas que aún
conserva Tronchón: la novena en honor a Ntra.Sra del Tremedal. La novena (como ya muchos
sabrán), es el espacio de nueve dias que se dedican especialmente al culto a la Virgen.
Estos nueve dias suceden antes de la celebración de la Festividad de la Virgen que es el
10 de setiembre.
Esta novena fue realizada por el Dr. D. Francisco Lorente, canónigo Magistral de la Iglesia
Catedral de Albarracín
Muchos se preguntarán por la utilidad que tiene esta novena. A parte de rendir culto a la
Virgen, la novena sirve como instrumento de gracia o favor para quienes la practiquen.
NOVENA A NTRA. SRA. DEL TREMEDAL
Empieza con la señal de la Cruz, el acto de Contrición y después con la oración siguiente que
servirá para todos los días.
Virgen Santísima, Protectora de todo el Universo, Celadora amantísima del bien de los Mortales,
toda ojos para ver nuestras miserias y toda manos para remediarlas; ¡ Qué condición tenéis
tan liberal !, Pues no contenta con dispersarnos las mercedes que os pedimos, nos excitáis
benigna a que os roguemos, siendo tanto el exceso de vuestro amor, dice vuestro devoto. S.
Buenaventura, que os ofendéis de que no imploremos vuestro patrocinio: Bendito sea el Maternal
desvelo con que puesta en altas cumbres, previene Salomón, que estáis continuamente dando
voces para que acudamos al Trono de vuestras piedades: Bendita la cariñosa vigilancia, con
que desde el Monte y Santuario del Tremedal nos estáis llamando, ya con la sonora voz de
vuestras frecuentes maravillas, ya inclinando la cabeza en vuestra milagrosa Imagen, como
quien dice en claras y elocuentes señas: Venid todos a mí sin distinción que en mí y conmigo
hallaréis el tesoro de las Divinas Misericordias: en mí encontrará fortuna el desgraciado,
protección el desvalido, remedio el pobre, luz el ignorante, gracia el pecador; venid todos
a mí. Atraído, pues, dulcísima Madre mía, del amoroso encanto de vuestra voz, llego
humildemente postrado a vuestras plantas, tan confiado y reconocido a vuestras piedades,
como indigno de vuestros favores; y pues sabeis mejor que yo las tribulaciones que me
afligen, los peligros que me amenazan, los males que padezco, y los bienes de que necesito,
inspiradme Celestial Maestra (para saber obligaros) el modo con que os he de rogar, y lo
que me conviene pedir, para gloria de Dios, honra vuestra, y bien de mi alma. Amén.
Día Primero
¡ Oh Soberana María ! ¡ Oh Señora ! Esto quiere decir vuestro inefable Nombre: os adoro como
a señora de todo lo creado: Señora sois y Reina de la tierra, del Cielo, del abismo; por
tal os reconocen, rindiéndose a vuestro imperio, los hombres, los Ángeles, y aunque a
despecho suyo, los Demonios; no es esto lo más; todo un Dios está sujeto a vuestro dominio,
desde que vistió el traje humano en vuestras purísimas Entrañas; bien se deja ver vuestra
soberanía en vuestra portentosa Imagen del Tremedal, en donde sirviéndoos de adorno y divisa
una cadena, significáis la fuerza con que aprisionando suavemente los albedríos, rendís el
yugo de vuestro imperio las almas.
Manifiéstese, benignísima Señora, vuestro poder en sacarme
del cautiverio en que me tiranizan violentamente mis pasiones, rompiendo mediante vuestra
gracia los yerros de la culpa: admitidme por jornalero y mercenario de vuestra Casa. ¡ Oh
qué dicha la mía, si no arrastrando otra cadena que la de vuestra adorada servidumbre, se
imprimiese en mi alma, al fuego de la más ardiente devoción, el Sello de vuestra generosa
Esclavitud ! Distinguidme, Señora con esta marca; vestidme con la librea de Siervo vuestro,
para que a su vista, como prenda de la gracia, temple el Señor conmigo su justo enojo. Amén.
Se saludará con cinco Ave Marías a la Reina de los Ángeles, en reverencia de las cinco letras
de su nombre; y concluidas se dirán o cantarán los gozos.( También al finalizar cada una de
las Oraciones que corresponden a los nueve dias ).*
Día Segundo
En este día y en los demás se hará lo que en el primero, añadiendo la
Oración particular que se señala para cada día.
Emperatriz Augusta que entre los amorosos oficios que ejerces en beneficio de los hombres,
es uno, el de la hospitalidad más generosa y compasiva, como lo indica el misterioso Nombre
que os ensalza, y testificáis en vuestro célebre Santuario del Tremedal, en donde tenéis
patentes día y noche las puertas de vuestro Templo: a las de vuestra clemencia llego
fatigado de andar errante por los caminos del vicio en seguimiento de mis gustos. No me
desalienta, Señora, el vergonzoso traje de pecador y mendigo con que vengo, porque sé que
San Alberto os llama Hospicio general, en donde entran sin distinción de todas clases, y
que en el Arca de Noé, Imagen Vuestra. hallaron también entrada los animales más inmundos.
Dadme pues grato hospedaje, acogedme benigna en el anchuroso seno de vuestra piedad; y si
en vuetro Real Palacio hay siempre mesa franca, abundando las provisiones para todo género
de necesidades, confío hallar en Vos descanso a mi fatiga, sustento a mi debilidad, vestido
a mi desnudez, y todos los socorros necesarios de la Divina Gracia, para acabar con felicidad
la peregrinación molesta de esta vida.
Amén.*
Día Tercero
Piadosísima Señora, fecunda Nube, cuyo seno amoroso habiéndonos dispensado el mejor rocío del
Cielo, convirtió el mundo en Paraíso: Pues sois Lluvia, como lo dice vuestro Nombre, y
también vuestro devoto el Sapientísimo Idiota; descended blanda y oportunamente sobre la
tierra estéril de mi alma, para que a beneficio de tan celestial riego, adornándose con la
hermosa gala de las virtudes rinda copiosos frutos en obras dignas del agrado de Dios. ¡ Oh
cuántos, con ponerse en el Santuario del Tremedal a vuestra sombra han sabido aprovechar los
raudales de vuestras benignas influencias, rompiendo en lágrimas de verdadero arrepentimiento
! Un peñasco dio agua en vuestro obsequio al aparecer en el Tremedal ¿ Y m corazón por más
que imite a los riscos en la dureza, no ha de ceder dócil a vuestras amorosas y repetidas
insinuaciones ? Grande es Señora mi terquedad, pero más vuestro poder; lluevan pues sin cesar
las aguas de vuestras piedades, para que corriendo por los conductos de mis sentidos, los
purifiquen de las inmundas heces con que los han cegado los afectos terrenos; y apagando los
ardores que me abrasan, en las fiebres y pasiones que me dominan laven las manchas de mis
culpas por medio de una verdadera penitencia. Amén.*
Día cuarto
¡ Oh Virgen ! Sin mancha. Estrella de la Iglesia. Militante que, difundiendo tus luces hasta
los más retirados ángulos del Orbe, llenas de resplandores y claridades el mundo. ¡ Oh
Celestial Iuminadora ! Huyan las tinieblas de mi ignorancia por rayos de tu luz; ilumina
mi rudo entendimiento, desterrando las sombras que le impiden contemplar las verdades que
me convienen; y si la luz sirve para discernir sin engaño los objetos, penetrad como luz los
más ocultos senos de mi conciencia, para que yo pueda examinar y ver con distinción, no sólo
las gravísimas culpas con que he ofendido a vuestro Hijo, sinó aún las más leves, y hasta las
más mínimas imperfecciones; ponedme a la vista los beneficios divinos para agradecerlos, y mis
muchos defectos para llorarlos. ¿No apreciastéis a un Pastorcillo en el Tremedal ceñida de
resplandor hermoso?¿En ocasiones no habéis encendido en vuestro Templo la lámpara que arde
en vuestro culto? Pues quién para consuelo de sus devotos sabe dar luz a las lámparas
materiales apagadas, ¿ Por qué no alumbrará la antorcha de mi razón oscurecida ? Arda pues,
divina Iluminadora, mi entendimiento con luz, que nunca se apague a beneficio de tu luz;
arda para dicha mía , gloria vuestra y del Señor. Amén.*
Día quinto
¡ Oh Madre de Dios y de los hombre ! ¡ Oh María !, Expresión es este dulce Nombre de vuestras
inefables misericordias, significando lo mismo que Princesa de muchas caras, porque es tan
industriosa vuestra piedad , que sabe variar de semblantes para explicar diferentes afectos
a los hombres, como se experimenta en algunos simulacros vuestra, y especialmente en el del
Tremedal, en donde os dejáis ver, ya con apariciones alegres de risueña, ya con melancólicas
señas de enojada. ¡ Qué gozo será ver en el Cielo la peregrina beldad de vuestro Rostro, cuando
miraros sólo en vuestras Imágenes llena de regocijo las almas ! ¡ Pero qué pena tan sensible
aunque estimable, ver el Sagrado ceño con que os dejáis ver en ocasiones ! Estimable dije, por
que las iras que asoman a veces en vuestro graciosísimo semblante, son el idioma misericordioso,
aunque severo, con que hablando al corazón, nos advertís nuestro peligro, y avisáis al estado
de nuestras conciencias. Habladme, pues Señora, en este lenguaje, si conocéis que me conviene
y lo necesito. Hablad para corregirme, que sufriré con resignación las maternales esquiveces
de vuestro enojo, a fin de que desagraviándoos con la enmienda de mi vida, me concedáis la
gracia de gozar eternamente de vuestra hermosa vista, y la de Dios. Amén.*
Día Sexto
¡ Oh Madre del amor hermoso, cuyo purísimo vientre fue horno del fuego ! ¡ Oh amor del Espíritu
Santo ! Llama significa el nombre, que os intitula; Llama que no solamente luce sino enciende;
Llama de tan portentosa actividad, que no hay quien se esconda de vuestro calor, dice vuestro
devoto San Bernardo; ¡ Qué útiles y repetidas experiencias tienen de esta verdad muchos de los
que os visitan en el Tremedal ! Sintiéndose tan fervorosos en vuestra presencia, y tan
embriagados de vuestro amor, que salir de vuestro Santuario les parece que es arrancarse
de su centro; acercaos pues a mí piadosísima Madre mía, o acrecadme misericordiosamente a
Vos, para que el ardor celestial y puro de tan activa llama, desatándose el crudo hielo de mi
endurecido corazón, pueda cebar en él el incendio de vuestra hoguera; abrasadlo en vuestra
devoción inflamándolo en el amor divino, y para que arda sin mezcla de imperfección en vuestra
pira, quemad y consumid la maleza y espinas que han brotado en la selva inculta de mis pasiones
a favor de culpables descuidos y desórdenes de mi vida; de manera, que extinguiéndose
enteramente los afectos a lo terreno, no respira ya en adelante sino incendios del divino
amor. Amén.*
Día Séptimo
Virgen Santísima, que siendo la misma dulzura, como canta la Iglesia nuestra madre, y explicando
vuestras dulzuras en el anagrama del Tremedal, que es trede mel, sois no obstante mirra según
la interpretación de vuestro nombre; si como sabrosa miel( así os llama vuestro devotísimo
Ricardo ) suavizáis nuestras penalidades, como Mirra, volved desabridos nuestros placeres:
todos cuantos nos ofrece el mundo, lisonjeado blanda y engañosamente el sentido, son disimulado
tósigo, veneno y muerte del alma; haced pues, piadosísima Señora que causándonos hastío los
bienes de esta vida, nos encontremos en ellos sin amargura; madre sois de los hombres, más
amante que todas las del mundo y si estáis para desvezar a sus hijos e inclinarlos al alimento
sólido que les convienes, les ponen cosas ingratas en los pechos; tratándonos, Señora, como
a Párvulos; llenad de hieles y de Mirra todo a cuanto brinda nuestro gusto en la mentida capa
del engaño, para que no hallando suavidad sino en la mortificación, dulzura en las penas, gloria
en las ignominias, y gozo en las tribulaciones, de tal suerte nos aficionemos a las delicias
espirituales, que merezcamos gozarles eternamente mediante vuestro favor. Amén.*
Día Octavo
¡ Emperatriz de la Gloria, qué oficioso es el amor que tenéis a los mortales ! Vuestro mismo
nombre da a entender los artificios y trazas de que usáis para apartarnos de las sendas del
engaño, y ponernos en los caminos de la verdad; pues siendo Máría lo mismo que la que tira
flechas, la que dispara arpones; ¿ Qué otra cosa son las amorosas aunque secretas voces
conque llamáis desde la atalaya de la gloria y del Tremedal; sino penetrantes dardos con que
nos atravesáis el corazón ? ¿ Qué otra cosa son que agudas saetas las inspiraciones con que
habláis al interior de vuestros devotos ? Con razón os llama S.Anselmo, cazadora de las almas:
pues a fin de ganarlas para Dios, no escusa diligencia vuestra solicitud: por eso a unos los
asustáis con amenazas, para que el temor del infierno les obligue a acogerse a vuestra sombra;
a otros los armáis invisibles lazos conque haciéndolos prisioneros los apartáis de la carrera
que los conduce a su eterna perdición: a otros, en fin, saliéndoles al encuentro en la maleza
de los vicios, les disparáis con vuestras caricias, las más radientes flechas conque los
rendís a vuestras plantas; sea pues yo, Señora, uno de tantos, ya que inumerables veces he
forcejeado por romper las ligaduras con que me queríais aprisionar para mi bien. Flechad, os
ruego, mi corazón, y sea de modo que derramado de una vez toda la sangre de mis afectos
desordenados, quede para siempre herido del amor de Dios. Amén.*
Día Noveno
Bellísima, resplandeciente Aurora, madre del sol divino, mensajera del día de nuestra eterna
felicidad, que con vuestra peregrina hermosura siendo delicias de los Bienaventurados y del
mismo Dios, sois pavor y susto de las potestades del abismo: Vuestro venerable nombre denota
según su interpretación, que sois espanto del infierno, expresando también terror el nombre
del Tremedal, cuya invocación en ocasiones ha puesto al demonio en precipitada y vergonzosa
fuga. Sed mi muro y torre de defensa contra los asaltos, y porfiada obstinación con que
intenta perder mi alma, y siendo en la hora de la muerte tanto más terribles cuanto más fuertes
sus baterías y acechanzas, desde ahora para entonces imploro humildemente confiado vuestra
poderosa y eficacísima protección, suplicándoos rendido, que confortéis mi alma con vuestra
dulce y amabilísima presencia, para que burlando sus astucias y triunfando de sus hostilidades,
consiga mediante la ayuda de la gracia, gozar de la vista de Dios eternamente. Amén.*
Historia de Aragón 097:
El pastor manco y Nuestra Señora del Tremedal
Un buen día de primavera, el pastor manco de Orihuela andaba con su
rebaño de ovejas, posiblemente silbando una jota para distraerse, cuando tras
unas rocas se le apareció la Virgen.
-Dame un poco de pan -le pidió la
Virgen-, pues tengo hambre.
El pastor se quedó atónito ante la inesperada
aparición, pero enseguida reaccionó y dirigió su mano sana a la alforja para
sacar el pedazo de pan que llevaba. Al ver lo que hacía, la Virgen le
dijo:
-No, pastor, no. Has de sacarlo con la otra mano.
El pobre hombre,
que todavía no había reconocido a la dama que le hablaba, le
contestó:
-Señora mía, si pudiera valerme de la otra mano a buen seguro no
llevaría vida tan arrastrada como la que ahora llevo.
Pero la Virgen
insistió:
-Vamos, prueba a sacarlo con la otra mano.
El pastor,
obedeciendo no sabiendo por qué, metió su brazo manco en la alforja y cuál no
sería su sorpresa cuando del zurrón sacó el brazo entero, con el trozo de pan en
la mano.
Dándose cuenta entonces de quién era la Señora que tenía delante, se
hincó de rodillas y adoró a la Virgen.
-Ahora, pastor -le habló la Virgen-
vuelve a Orihuela y comunica a todos el milagro que en ti he obrado, pues siento
agrado por esta tierra y es mi deseo ser venerada en ella.
Tiempo le faltó al
pastor para llegarse hasta Orihuela y el pueblo, al ver el milagro, fue en
procesión a la sierra del Tremedal, al lugar donde se había aparecido la Virgen.
Pero ella ya no estaba. En su lugar, había una hermosa imagen suya.
Los
habitantes de Orihuela llevaron la imagen de la Virgen a la iglesia. Pero al día
siguiente había desaparecido. Buscaron por todas partes y, al final, encontraron
la imagen exactamente en el lugar en que se había aparecido. Comprendiendo que
la Virgen quería estar allí, allí decidieron edificar una ermita.
Sin
embargo, la tarea no se presentaba nada fácil pues el lugar elegido por Nuestra
Señora era un terreno abrupto y seco. Pero cuando la gente de Orihuela se puso a
abrir un pozo, a los pocos golpes manó agua en abundancia; y al arrancar unos
pinos para proveerse de madera, en las raíces de uno de ellos se encontró una
suma de dinero suficiente para terminar la obra. Así, la construcción de la
ermita se pudo realizar sin mayores dificultades, gracias a la Virgen.
Y
desde entonces, Nuestra Señora del Tremedal ha protegido y cuidado a las gentes
de esta tierra, salvando niños que iban a ahogarse en pozos, cuidando y
multiplicando el ganado de los pastores, y cuentan que hasta protegió a una fiel
devota de las garras del mismísimo demonio.
SALVE DE LA VIRGEN DEL TREMEDAL
Salve Señora de Tremedal
Virgen Purísima, a todo amor y paz
prenda querida de nuestro corazón
admite Señora esta Salve en tu honor.
Salve, Virgen pura, sol refulgente
imagen divina que fija este en mi mente
ancianos y jóvenes hoy llenos de pasión
te aclaman, Señora, por reina de Tronchón.
Tu que eres Templo donde el pueblo reza
no nos desoigas ni nos desampares
ten compasión de todos tus hijos
que aquí vienen contentos en ensalzarte.
Salve, Virgen Sagrada.
Pura Virgen María.
Gloria a ti ;0h Reina', de los cielos
;0h María'., espejo de consuelo
Salve, Señora del Tremedal,
Bendecidnos y amadnos por caridad
Salve, Salve, patrona de este pueblo
¡Salve'.
LIBRO DE ORO DE LA ERMITA DE LA STMA. VIRGEN DEL TREMEDAL
Dé cómo se ocultó la Imagen de la Sma. Virgen del Tremedal, durante la guerra
de l936 al l939.
Ante mi el infrascrito Cura Ecónomo de la Parroquia de Santa María Magdalena
de la Villa de Tronchón, diócesis de Zaragoza y provincia de Teruel, el día veinticinco
de Marzo de mil novecientos cincuenta y uno. Comparecieron D. Custodio Magrazo Carceller,
D. Pedro Escorihuela Castel, D. Salvador Buj Plana, D. Luis Mateo Baliagón, D. Ramón Lucia
Royo, D. Antonio Conesa Conesa, Dª Sagrario Ayora Oliver en nombre de su difunto padre
D, Avelino Ayora Rillo, Dª Benigna Belmente Escorihuela en nombre de su difunto esposo
D. Faustino Torres Conesa, y D. Antonio Querol Ayora. Los cuales prometen decir toda y solo la
verdad, en todo lo qué se les pregunte; y preguntados cómo se ocultó la Imagen de la Sma.
Virgen del Tremedal, el Pastorcito y demás alhajas de la Ermita durante la guerra de 1936 a
1939, responden:
El día catorce de Agosto de mil novecientos treinta y seis, al atardecer, fuimos
llamados por conducto del Sr. Alguacil D. Faustino Torres Conesa, para que a las
ocho de la noche del mismo día, nos presentásemos en la Sala de la Villa en número
de treinta vecinos. Llegada la hora todos acudimos al lugar indicado. Allí estaba reunido el
Comité del pueblo en pleno.
El presidente del mismo D. Antonio Querol Ayora, nos dirigió la palabra, y nos dijo, que el
objeto de nuestra llamada era para decirnos lo siguiente:
1.° Que según noticias recibidas de los Altos Jefes de Morella y Cantavieja, los santos e
imágenes de la Iglesia Parroquial y Ermitas de Tronchón serían destrozados y quemados, aunque
fuera contra su voluntad, en plazo de pocos días.
2.° Que la Sma. Virgen del Tremedal, nuestra Patrona, tan querida por los hijos
de Tronchón presentes y ausentes, debía librarse de ese fuego y destrucción, aunque tuviesen
que falsificar las órdenes recibidas.
3.° Que había un vecino del pueblo que se comprometía a tenerla oculta en un
edificio de su propiedad, si todos los presentes estaban conformes.
Hecha esta exposición, el Sr. Presidente D. Antonio Querol, pidió nuestro parecer, sobre
los anteriores apartados, a lo cual todos contestamos que estábamos conformes en que la Virgen,
nuestra Patrona, se ocultara y se guardase en un sitio seguro.
Pues entonces, continuó el Sr. Presidente, vamos por la Virgen y guardad de todo esto mucho
sigilo.
Bajamos llenos de entusiasmo y fervor, para llevar a cabo aquella grandiosa empresa que se
nos confiaba, de la casa de la villa y fuimos a casa de D. Antonio Querol
quien al instante nos entregó las llaves de la Iglesia Parroquial y las de la Ermita de
la Sma. Virgen del Tremedal.
Como éramos muchos, y habíamos de traer la Virgen sin el menor ruido, pidieron
voluntarios, y fuimos los agradecidos Custodio Magrazo Carceller, Pedro Escorihuela
Castel, Salvador Buj Plana, Luis Mateo Balfagón, Avelino Ayora Rillo Faustino Torres
Conesa, Ramón Lucia Royo y Antonio Conesa Conesa.
Seguidamente, acompañados de Salvadora Moles Fuster, esposa de Antonio
Querol Ayora, fuimos a la Iglesia Parroquial a coger una imagen vieja y deteriorada
de la Purísima, y sería sóbrelas once de la noche cuando marchábamos entre la oscuridad,
rumbo a la Ermita de la Sma. Virgen del Tremedal.
Al llegar a la Fuente Nueva comenzó a llover y unos fuertes relámpagos que
alumbraban el camino nos animaron a no defallecer en la empresa comenzada.
Ya en la Ermita, después de rezar una breve oración por el feliz éxito de nuestros
trabajos, bajamos la Sma. Imagen de la Virgen, y el Pastorcico, y colocamos en su lugar la
Imagen vieja y rota de la Purísima que. llevábamos y la cubrimos con un velo
de gasa, propiedad de Pedro Escorihuela Castel, para que no fuese tan conocida; y
otra vez, en medio de la oscuridad de aquella noche y llevando la Imagen de la Sma.
Virgen en brazos un trozo cada uno caminamos con mucho silencio hacia la callé de
Santa Ana, donde tiene un pajar Ignacio Conesa Belmonte.
A nuestra llegada, ya nos estaba aguardando el citado Señor en compañía del
vecino Faustino Obón Talayero, quien facilitó una arca grande de madera y una
manta para guardar la Sda. Imagen.
Colocamos la Virgen dentro del arca envuelta completamente con la manta, no
sin antes haberla besado todos, hicimos luego un hoyo en la paja para meter el arca,
la Imagen del Pastorcico y las alhajas de la Ermita, la metimos, lo tapamos todo con
un gran terreno de paja, y pidiendo de corazón a Ignacio Conesa Belmonte la guardase, nos
retiramos con el mayor silencio a nuestras casas, llenos de fe y confianza, pensando en que la
Imagen de la Sma. Virgen, el Pastorcico y las alhajas de la Ermita, se
salvarían de las llamas y de la destrucción.
Leída esta declaración, dicen que están conformes y que no tienen que añadir nada más; y
la firman conmigo: de que certifico.
Custodio Magrazo, Pedro Escorihuela, Salvador Buj Plana, Luis Mateo, Ramón Lucia, Antonio
Conesa, Sagrario Ayora, Benigna Belmonte, José Melero Pbro.

EL LIBRO DE ORO ES DE LA HOJA MI PARROQUIA DE
TRONCHON
Nº 3 DE FECHA 7-12-1952, APORTADO POR ANTONIO CONESA
LA NOVENA Y LA SALVE HAN SIDO TRANSCRITAS POR TERESA MONFORTE
LA HISTORIA ES DE UNA PAGINA DE ORIHUELA DEL TREMEDAL